Leyenda de la Pedra del Dimoni (o Llarga)


Fuente: Juankar Moreno

Lugar: Palau-Solità i Plegamans


Cuenta la leyenda que hace muchos años, cuando la gente todavía vivía en masías y trabajaba en las tareas propias de la vida en el campo, existía en Martorell, muy cerca de la orilla del Llobregat, un hostal. En este hostal trabajaba una criada, que entre las tareas que hacía durante el día, una de ellas era la de ir a buscar agua y atravesando el río cargada con grandes cántaros.

Un día de lluvia, la chica no sabía cómo cruzar el río, pues al subir su caudal era imposible atravesarlo. Cansada y aburrida, exclamó que daría su alma al diablo si éste le aligeraba el trabajo. El diablo se presentó ante ella y le prometió que si aquello era verdad, en una noche construiría un puente. Ella aceptó enseguida, creyendo que no lo conseguiría nunca. Pero el diablo no tenía la más mínima intención de perder la apuesta y tan valioso premio, y esa misma noche todo un grupo de demonios iniciaron la construcción del puente: en realidad el diablo había engañado a la chica, porque no había dicho que llevaría ayudantes. Unos cuantos diablos cargaban piedras del Montseny o de Montserrat, y otros construían el puente.

El mismo demonio que se había presentado a la criada hacía de capataz e iba a buscar piedras bien grandes bastante lejos. De madrugada el puente estaba casi terminado y la chica, que tras darse cuenta de lo que había hecho, fue a explicarle a su ama el problema. La señora pensó una solución, y sin pérdida de tiempo fue al corral y tiró un cubo de agua sobre el gallo que dormía. El animalito, asustado, lanzó un quiquiriquí fuerte y fuera de hora que fue respondido por los gallos del vecindario.

De esta manera el canto fue propagándose hasta llegar a un lugar cerca de la riera de Caldes, donde estaba la masía de Can Cortés. Precisamente cuando el demonio pasaba por aquellos alrededores, cargando una piedra enorme en el cuello, cantó el gallo de esta masía. El demonio pensó que era de día y que había perdido la apuesta: enfadado, despotricó y dejó caer la piedra con tal ira que quedó clavada en la tierra. Y de esta singular manera quedó levantado en Martorell un puente conocido como el Puente del Diablo, al que le falta una piedra: La Pedra Llarga.